martes, 3 de mayo de 2011

NO PODRÁN HACER CALLAR A UN BUEN PROFESIONAL

Hoy se conmemora el día mundial de la libertad de prensa. Libertad asociada a una profesión: el periodismo. En España todavía no está muy clara la delimitación de las personas que merecen esta consideración. Una de las definiciones que se han usado más es la que recogió el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida en una proposición de ley de 1988. Venía a decir que un periodista es “aquel profesional que, como trabajo principal, regular y retribuido, se dedica a obtener y elaborar información para difundirla o comunicarla por cualquier medio de comunicación, de forma cotidiana o periódica”

Esto es un resumen muy resumen de lo que es una profesión y de sus labores. Pero, un periodista ideal que defienda y quiera aprovecharse de la libertad de prensa tiene que ir más allá. Para empezar, tiene que ser independiente de todo poder, tiene que ser capaz de decir lo que no se puede decir, pero, siempre atendiendo a la imparcialidad sus juicios. Esto parece imposible y más en este mes de campañas electorales.

Vivimos en una época de absoluta inmediatez, en la que su publican noticias, sin tener en cuenta sus repercusiones. Muy conocida es la frase entre los periodistas “tengo la exclusiva”. Parece que lo importante sólo es dar la primicia sin contrastar las fuentes, sin pensar en las consecuencias, ni tener en cuenta el efecto que tendrá sobre la sociedad. No critico el saber aprovecharse del desarrollo rapidísimo de la tecnología y de que todo el mundo sea capaz de distribuir información a través de Internet sino que se debe ser comedido y saber adaptarse muy bien a las circunstancias y a las noticias.

 Pero, ¿acaso hoy en día existe el periodista ideal? Mi respuesta es negativa, no por el simple hecho de caer en la negatividad con respecto a esta profesión tan criticada. Si no porque es difícil reunir todas esas cualidades y cada vez más el periodismo es un negocio. Los recursos de la inmediatez, de la instantaneidad y de la espectacularización de la información, son los medios que se utilizan en la actualidad para llegar a las personas. Lejos quedan las ideas propias y originales, cercanas a la literatura, que se publicaban hace dos siglos. La sociedad es cada vez más conformista y con ella, el periodismo pierde ese ápice de suscitar el interés intelectual y el debate. Muchos periodistas pierden su objetividad y como dice Estela Garzón “el periodismo actual naufraga en el océano de lo comercial y lo político”.

Estas últimas consideraciones, no quieren decir que todos los periodistas sean un producto del negocio de la información, sino que lo bueno escasea. Pero bien es cierto, que hay periodistas que consiguen transformar la información de tal forma que aumenta nuestra curiosidad, nos sorprenden y nos incitan a la reflexión. Muchos no tienen el reconocimiento que se merecen pero, hay que decir a su favor que, gracias a ellos sobrevive el espíritu del periodista imposible que he defendido en este post.

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